En las últimas semanas, el Consejo Escolar de San Martín ha sido escenario de movimientos políticos que han generado desconcierto entre los votantes. Una agrupación partidaria celebró recientemente la formación de un monobloque dentro de La Libertad Avanza (LLA). Sin embargo, esta celebración se ve opacada por la coexistencia de dos consejeras en el espacio, una de ellas considerada genuina representante de LLA y otra con un historial de cambios partidarios.
El Consejo Escolar, es el tercer eslabón en la cadena politica local y el primero de control de gastos e inversiones en las instituciones públicas del distrito, en su gran mayoria enfrentan cuestionamientos sobre la transparencia en sus decisiones. En el año 2015 se solicitaba la “Intervención al consejo escolar! La denuncia fue “Asumieron con 600 mil pesos de deuda y se van dejando 7 millones y medio de pesos de deuda”, hubo juicio y sentencia desfavorable para el ex presidente periodo 2011/2015. Dentro del consejo escolar se mueven fondos y la mayoria de los vecinos ignoran esos manejos. En el 2025, diez años despues se sigue con desconfianzas.
La desconfianza de los votantes de La Libertad Avanza en San Martín y otros espacios partidarios
Más allá de la modalidad, ya casi habitual, de cambiar de partido político, que en los últimos tiempos se ha transformado en una constante, muchos actores políticos no parecen darse cuenta de que hoy todo se sabe. Los votantes se sienten cada vez menos representados: votan por la lista «A», pero el político luego se cambia a «M». En San Martín, incluso, una consejera escolar ingresó por «M» dentro de la lista de «A», y a los pocos meses se pasó a «L». ¿Qué seguridad tienen los votantes de que su voto realmente vale? ¿Suma el voto cuando el candidato cambia de camiseta al poco tiempo?
La consejera «M» de San Martín, quien accedió a su cargo a través de una alianza con Espacio Abierto y con el apoyo de un edil del PRO, cambió de espacio en menos de un año y hoy se presenta como representante de La Libertad Avanza. Este giro inesperado ha dejado perplejos a los casi 90.000 votantes que depositaron su confianza en la lista local durante las elecciones de 2023. Mientras que su armado politico trabajo para otra lista.
La situación pone en evidencia tensiones internas, así como posibles vínculos entre cargos políticos y empresas proveedoras de servicios. La Libertad Avanza, que se presentó como una fuerza destinada a combatir precisamente estas prácticas, ahora enfrenta cuestionamientos dentro de su propio espacio.
Los votantes, y en particular, la comunidad educativa, observan con atención estos movimientos, exigiendo transparencia, coherencia y un verdadero compromiso con los valores que se prometieron en campaña.
La desilusión de muchos jóvenes libertarios, quienes inicialmente mostraron un compromiso genuino, es un síntoma de un problema más profundo: la desconexión entre las promesas políticas y las acciones concretas.
La Libertad Avanza, liderada por Javier Milei, logró captar la atención como un movimiento que prometía romper con «la casta» y generar un cambio cultural. Sin embargo, la coherencia y la credibilidad de sus referentes son esenciales para mantener viva la confianza ciudadana.
Casos como el de esta consejera escolar que cambia de partido generan dudas legítimas sobre las verdaderas intenciones que hay detrás de ciertos movimientos políticos.
La pregunta clave es: ¿podrán los ciudadanos exigir y sostener un cambio cultural que priorice el bienestar común por encima de los intereses personales?
¿Creés que movimientos como La Libertad Avanza tienen realmente el potencial de transformar estas dinámicas, o será necesario un enfoque más amplio, colectivo y estructural para lograr un cambio real?