21 de abril de 2025 . El Mundo y Argentina en especial viven un día histórico de reflexión y homenaje tras el fallecimiento del Papa Francisco, un ícono mundial nacido como Jorge Mario Bergoglio en Buenos Aires, y el reconocimiento a las vidas y legados de sus santos nacionales. Ambos momentos resaltan la profunda conexión espiritual del país con valores de fe, humildad y servicio. Muy a pesar de no haber visitado nuestro país, nunca se olvido a nuestros humanos destacados y tras cumplir con el proceso de santificación el cual en la Iglesia Católica se llama canonización.
El Papa Francisco, primer pontífice latinoamericano y jesuita, falleció hoy a los 88 años. Su pontificado, iniciado en 2013, estuvo marcado por un compromiso inquebrantable con la justicia social, el diálogo interreligioso y la reforma eclesiástica. Entre sus logros más destacados están su lucha contra la pedofilia dentro de la Iglesia, la defensa de los derechos de los inmigrantes y su llamado a la inclusión de las mujeres y la comunidad LGBTQ+. Su legado de humildad y cercanía será recordado como una inspiración para millones en el mundo.
Asimismo, recordamos a figuras emblemáticas de la historia religiosa argentina:
San José Gabriel del Rosario Brochero y San Artémides Zatti. El «Cura Gaucho», canonizado en 2016, llevó educación y esperanza a los rincones más apartados de Córdoba, mientras que Zatti, canonizado en 2022, dedicó su vida al cuidado de los enfermos en la Patagonia. Ambos santos representan los valores que unen a los argentinos y destacan el espíritu solidario y comprometido del país.
Santa María Antonia de Paz y Figueroa («Mama Antula») Canonizada el 11 de febrero de 2024, fue una laica que continuó la obra de los jesuitas tras su expulsión, organizando ejercicios espirituales y promoviendo la fe en tiempos difíciles.
En un día que mezcla tristeza y orgullo, Argentina honra a quienes han marcado su historia espiritual y social. El Papa Francisco enfrentó varios problemas de salud a lo largo de su vida, algunos de los cuales marcaron tanto su juventud como su pontificado. Desde joven, padeció una grave infección pulmonar que resultó en la extirpación de parte de su pulmón. En sus últimos años, su salud se deterioró debido a crisis respiratorias recurrentes, como bronquitis y neumonía bilateral.
En febrero de 2025, fue hospitalizado en el Policlínico Gemelli de Roma por una neumonía bilateral que requirió 38 días de internación y tratamientos intensivos para evitar complicaciones graves. A pesar de la crítica situación, el Papa logró recuperarse lo suficiente para presidir y bendecir a los fieles durante la celebración de su última Pascua de Resurrección, un momento cargado de emotividad y esperanza. Fue en este espíritu de servicio y fe que, poco tiempo después, entregó su alma y entró a la vida eterna, dejando un legado imborrable de amor, humildad y dedicación al prójimo. Un día bendito para los creyentes del mundo.
El papa Francisco será enterrado en la Basílica Santa Maria Mayor
