Macri y Milei

Macri volvió a la escena y el PRO se muestra más vivo que nunca: la era Espert llega a su fin

El tablero político se reacomoda. Mientras el PRO recupera protagonismo con el regreso activo de Mauricio Macri, el espacio libertario parece sostenerse —por ahora— gracias a dirigentes del PRO teñidos de violeta, pero con los valores originales del partido más encendidos que nunca.

En contraste, la militancia libertaria atraviesa un momento de desconcierto. Lo que alguna vez fue entusiasmo, hoy se mezcla con decepción, desorientación y hasta una cuota de vergüenza ajena.

José Luis Espert, que durante años fue visto como el exponente serio, racional y técnicamente sólido del liberalismo argentino, se transformó en una figura difusa. El economista que hablaba de libertad económica y responsabilidad individual terminó atrapado en alianzas contradictorias, giros discursivos y una retórica cada vez más vacía.

Su última aparición pública —una defensa leída palabra por palabra, con tono impostado y evidente redacción jurídica— fue interpretada por muchos como el golpe final. Porque el inocente, cuando lo es, no necesita leer: se defiende con la coherencia, no con un texto escrito para las cámaras.

En política, la forma también es fondo. Y Espert eligió la forma más vacía.

Para muchos dentro del liberalismo, esto marca el fin de una era: la era Espert.
Un ciclo que prometió renovación, pero terminó diluyéndose entre egos y contradicciones.

El liberalismo argentino, que históricamente tuvo más tribunas que estructura, deberá ahora reinventarse con nuevas voces, menos vanidad y una mirada más coherente con los principios que dice defender.

¿Debe Espert renunciar a su cargo? ¿Y sus candidatos, en los ámbitos locales?
La pregunta, incómoda pero inevitable, ya empezó a resonar entre los propios.