Soledad volvió a brillar en el Teatro Gran Rex con un show que fue mucho más que un concierto: fue una celebración de su vida, su música y de una historia que ya lleva casi tres décadas emocionando a generaciones. En la noche del 12 de octubre y con la transmisión exclusiva de Flow , la artista de Arequito festejó su cumpleaños junto a un teatro colmado de fanáticos que la acompañaron en un recorrido musical tan nostálgico como vibrante.

El espectáculo, que junto con el show del lunes 13, marcarán el cierre de esta serie de funciones iniciadas en abril, y volvió a conmover por su impactante puesta en escena y por las canciones, que son el ADN de nuestra historia. Desde el inicio del show, el público pudo vivenciar la emoción con la aparición de una joven Soledad, en formato holograma, recreando su icónica imagen de poncho, bombacha y alpargatas, permitiéndole así al público revivir los primeros años del fenómeno que transformó la historia del folklore argentino.
La Sole se mostró profundamente emocionada y agradecida: “ Cumplir años en este escenario es un regalo inmenso. Este teatro tiene parte de mi historia, y ver que después de casi 30 años la gente sigue acompañando con tanto cariño me llena el alma”, expresó en uno de los momentos más íntimos de la noche.
La velada estuvo atravesada por instantes de gran emotividad que quedarán grabados en la memoria de todos los presentes: Luciano Pereyra apareció de sorpresa en el escenario para interpretar junto a Soledad una conmovedora versión de Zamba para decir adiós. En un gesto de profunda admiración, Soledad dedicó un bloque de chamamés a Teresa Parodi, quien se encontraba presente en la platea, reconociendo públicamente su inspiración y legado como autora y referente de nuestra música popular.

La noche también tuvo una visita de lujo: Mirtha Legrand dijo presente entre el público, acompañando a la artista y recibiendo una cálida ovación cuando su presencia fue mencionada desde el escenario. La histórica conductora expresó “Este fue el mejor show de mi vida, sabía todas las canciones”.

En otro momento inolvidable, Soledad sorprendió a su finalista de La Voz Argentina, Milagros Amud, que se encontraba disfrutando del show entre el público, invitándola a subir al escenario para cantar juntas Cielo de mantilla ante un Gran Rex colmado y emocionado. Momento que tuvo la colaboración de Teresa Parodi desde su butaca recitando las primeras estrofas.

Además, la artista Ivonne Guzmán, voz destacada de La Delio Valdez , se unió a Soledad para interpretar una versión vibrante y llena de complicidad de Que nadie sepa mi sufrir, encendiendo al público con una energía contagiosa y un cruce de estilos que reflejó la amplitud musical de La Sole.
Durante más de dos horas y media, Soledad recorrió su repertorio con clásicos que marcaron su camino —desde Tren del cielo hasta Salteñita de los Valles— junto a nuevos arreglos, homenajes a grandes figuras del folklore y una puesta escénica moderna y emotiva que combinó luces, pantallas y sensibilidad artística.
Acompañada por una banda de excelencia, Soledad demostró una vez más su vigencia y su capacidad para transformar cada presentación en una experiencia colectiva. Su paso por el Teatro Gran Rex reafirma que, a casi 30 años de su debut en Cosquín, sigue siendo una de las voces más queridas y auténticas de la música argentina.
Al finalizar el show, y fiel a su estilo espontáneo y cercano, Soledad sorprendió a sus fans saliendo a la vereda del Gran Rex para seguir festejando su cumpleaños. Entre abrazos, selfies y aplausos, la artista se despidió de su público con una sonrisa inmensa y a bordo de un taxi personalizado con su foto y una frase del icónico tema brindis, en una postal que combinó emoción, euforia y agradecimiento. Un cierre perfecto para una noche inolvidable, celebrando con su gente y con la ciudad que la vio crecer como artista.