El PAMI aprobó una licitación millonaria por u$s450 millones para la compra de pañales que encendió todas las alarmas. La contratación, firmada por el director Esteban Leguizamo, fue tan rápida como polémica: solo se dieron seis días hábiles para presentar ofertas, en plena Semana Santa, lo que dejó fuera de carrera a tres de las cuatro empresas que querían competir. Así, solo una firma pudo cotizar y se quedó con el contrato.
Lo más preocupante es que el nuevo acuerdo implica pagar un 20% más caro que el esquema anterior, pero con productos de calidad inferior. Según documentos oficiales, la empresa ganadora había comenzado a pedir cotizaciones a fabricantes locales un mes antes de que se publicara la licitación, lo que refuerza las sospechas de que hubo un pliego hecho a medida.
Antes, el PAMI entregaba unos 17 millones de pañales y apósitos mensuales a través de droguerías y farmacias, con pagos a 45 o 60 días. Con este nuevo contrato, se pagarán más de $13.000 millones al mes de forma directa a una empresa distribuidora, además de un adelanto del 3% del total, algo muy inusual en el Estado.
También se encendieron alertas por el posible uso de padrones desactualizados, lo que permitiría justificar entregas no realizadas. Días atrás ya se habían denunciado sobreprecios de hasta el 700% en compras sin licitación, lo que suma más presión sobre el organismo.
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